A menudo, las heridas más profundas e invisibles son infligidas por la violencia psicológica, una forma de abuso sutil y destructiva que mina la autoestima, la autonomía y la salud mental de una persona. A diferencia de la agresión física, cuyos signos son innegables, el maltrato psicológico se esconde detrás de un velo de manipulación, control y denigración constante, haciendo que las víctimas duden de su propia percepción y cordura. Comprender la violencia psicológica es el primer paso para combatirla. Reconocer sus señales, tanto en uno mismo como en los demás, es crucial para romper el ciclo de abuso. Este artículo explorará en detalle las diversas formas en que se manifiesta la violencia psicológica, ofreciendo ejemplos concretos para iluminar esta compleja y dañina realidad.
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¿Qué es la violencia psicológica en la pareja?
Es una forma de abuso psíquico, que tiene lugar en la relación de dos personas que deciden convivir o vincularse afectivamente para compartir un proyecto en común. Son comportamientos que se convierten en agresiones y daños, de los cuales el agresor puede o no tener conciencia, supone la amenaza de la violencia física o corporal y en muchas ocasiones es peor que la violencia física.
«La violencia psicológica es toda omisión o acción que cause daño, dolor, perturbación emocional, alteración psíquica o daño en la autoestima de la persona a la cual va dirigida» Acosta, citado por Wert N.
Ejemplos de la violencia psicológica
La violencia psicológica es insidiosa precisamente porque se camufla en las interacciones diarias, haciendo que muchas veces pase desapercibida o sea normalizada. Aquí te dejamos algunos ejemplos de la vida diaria en diferentes ámbitos:
En la pareja
- Desvalorización constante: Tu pareja te dice repetidamente «eres un desastre», «no sirves para nada», «si no fuera por mí, no harías nada bien». Incluso si logras algo importante, lo minimiza o le quita mérito.
- Control excesivo: Revisa tu celular, tus redes sociales, tus mensajes. Te pregunta constantemente dónde estás, con quién estás y qué haces. Puede incluso limitarte el contacto con amigos y familiares.
- Gaslighting: Te hace dudar de tu propia percepción y memoria. Por ejemplo, niega haber dicho algo que recuerdas claramente («Estás loca, yo nunca dije eso»), o te convence de que eres «demasiado sensible» o «exageras todo» cuando expresas tus sentimientos.
- Amenazas sutiles: «Si me dejas, te quito a los niños», «Si sigues así, le diré a todos lo que hiciste», «Haré algo malo si no me haces caso». Aunque no sean amenazas físicas directas, generan miedo y control.
- Silencio y desinterés: Te ignora durante días, te retira la palabra como castigo, o muestra total indiferencia hacia tus preocupaciones, logros o emociones.
- Humillación en público o privado: Te ridiculiza o se burla de ti frente a otras personas, o te insulta y degrada en la intimidad, haciendo sentir vergüenza.
- Celos patológicos: Te acusa constantemente de infidelidad sin motivo, te prohíbe interactuar con ciertas personas o te hace sentir culpable por cualquier relación externa.
En la familia (padres a hijos, entre hermanos, etc.)
- Críticas destructivas y constantes: Un padre/madre que le dice a un hijo «eres un inútil», «nunca haces nada bien», «ojalá no hubieras nacido», minando su autoestima desde pequeño.
- Comparaciones denigrantes: «Tu hermana sí saca buenas notas, tú eres un vago», «Tu primo es mucho más inteligente que tú».
- Sobrecarga de responsabilidad o culpa: Hacer sentir a un hijo responsable de los problemas económicos o emocionales de la familia. «Por tu culpa tu padre y yo estamos discutiendo».
- Ignorar las necesidades emocionales: Un padre/madre que constantemente desatiende o invalida los sentimientos de sus hijos, diciéndoles que «no tienen derecho a estar tristes» o que «eso no es importante».
- Amenazas de abandono o retirada de afecto: «Si no te portas bien, no te querré», «Si haces eso, me voy de la casa».
- Manipulación para controlar comportamientos: «Si me quieres, harás esto por mí», «Si de verdad te importo, no irás con tus amigos».

En el ámbito laboral (mobbing o acoso laboral)
- Asignación de tareas humillantes o sin sentido: Dar a un empleado tareas por debajo de sus capacidades o que no tienen propósito, solo para desmoralizarlo.
- Retención o manipulación de información: No compartir información relevante para el desempeño de un empleado, para que cometa errores o no pueda cumplir con sus objetivos.
- Aislamiento social o profesional: Excluir a un compañero de reuniones importantes, no responder a sus correos, evitar interactuar con él o hablar mal de él a otros.
- Críticas constantes e injustificadas: Un jefe que critica cada acción de un empleado, incluso las acciones bien hechas, sin ofrecer retroalimentación constructiva.
- Desvalorización pública: Un superior que humilla a un empleado frente a otros compañeros o clientes.
- Sobrecarga o eliminación de responsabilidades: Asignar una carga de trabajo inmanejable o, por el contrario, quitarle todas las responsabilidades a un empleado, dejándolo sin nada que hacer.
- Difusión de rumores o chismes: Extender información falsa o malintencionada sobre un compañero para dañar su reputación.
En las amistades
- Chantaje emocional: «Si eres mi amigo de verdad, me ayudarías con esto, aunque no quieras.»
- Minimizar tus problemas: «No es para tanto, estás exagerando», cuando compartes una preocupación importante.
- Control y posesividad: Un amigo que se molesta si sales con otras personas o te exige que le dediques todo tu tiempo.
- Críticas encubiertas o «bromas» hirientes: Comentarios que parecen broma pero que son constantes y buscan hacerte sentir mal con respecto a tu apariencia, habilidades o decisiones.
La clave para identificar la violencia psicológica en la vida cotidiana es prestar atención a los patrones repetitivos de comportamiento que buscan controlar, humillar, desvalorizar, aislar o manipular a la otra persona, minando su bienestar emocional y psicológico.
Conclusión
La violencia psicológica, con su compleja red de manipulación, desvalorización y control, representa una de las formas de abuso más insidiosas y dañinas. Como hemos visto a través de los ejemplos cotidianos, sus huellas no son moratones o cicatrices visibles, sino heridas profundas en la autoestima, la identidad y la salud mental de quienes la padecen. Su sutileza la hace difícil de reconocer y, lamentablemente, fácil de normalizar, perpetuando un ciclo de sufrimiento en silencio. Es crucial entender que la violencia psicológica no es una cuestión de «sensibilidad excesiva» ni una «discusión de pareja» normal; es una forma de maltrato que socava la dignidad y la autonomía de una persona. Reconocerla es el primer paso vital para detenerla, tanto si la estamos experimentando como si la observamos en otros.
En muchos casos, buscar el apoyo de un profesional de la salud mental, como un psicólogo, puede ser de gran ayuda para transitar las fuertes repercusiones emocionales de este proceso, por eso, en Mente Sana estamos aquí para guiarte y acompañarte en la selección del mejor especialista, es por ello que te ofrecemos una sesión gratuita de terapia online, totalmente confidencial y desde la comodidad de tu hogar, para brindarte la seguridad y confianza necesaria para iniciar. Agenda tu primera sesión de terapia online gratis, sólo tú puedes dar el primer paso.
Referencia
Wikipedia (2025), Violencia psicológica en la pareja.