El bullying físico o también llamado acoso, cuando es repetitivo e intencionado, genera consecuencias abrumadoras para la víctima. Este tipo de abuso lo puede experimentar cualquier niño o adolescente.
En los últimos años, el bullying físico ha tenido un incremento significativo y alarmante. En ciertos contextos sociales se suele hacer caso omiso, lo observan como “un juego” de adolescentes o niños, cuando la realidad es otra.
Es importante saber reconocer las características, cómo se puede detectar, prevenir y cómo actuar ante el bullying físico. En este artículo trataremos de desglosar los aspectos más importantes para poder reconocer este tipo de abuso. quédate un momento.

¿Qué es el bullying físico?
Se entiende por un tipo de abuso, intimidación o acoso que se puede presentar de manera repetitiva, existiendo también un contacto físico entre la víctima y el agresor.
El agresor suele ser una persona de autoridad, más fuerte o grande que la víctima; en este caso, la víctima siempre será más pequeña o vulnerable. El bullying físico es uno de los más comunes y se puede encontrar en las escuelas, así como en el ámbito laboral.
El bullying físico es más propenso a presentarse entre los niños y varones dado sus conductas agresivas. No estamos hablando de un conflicto ocasional o una pelea justa, hablamos de un patrón de comportamiento repetitivo y desequilibrado en el poder.
El acoso físico puede presentarse de la siguiente manera:
- Golpes y patadas: agresiones físicas que pueden causar dolor, moretones o lesiones.
- Empujones: como zancadillas y acciones que busquen desestabilizar y causarle una caída a la víctima.
- Daño o robo de pertenencias: quitar o romper objetos de la víctima como, libros, dispositivos electrónicos, en ocasiones la comida.
Siendo el comportamiento tan repetitivo, en ocasiones utilizan las amenazas para desestabilizar emocionalmente, la víctima puede entrar en alerta debido a las agresiones físicas anteriores.
Existe una clara diferencia entre los tipos de bullying que es necesario también saber identificar.
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Si sientes que estás siendo víctima de bullying o que has sido víctima, no dudes en contactar con ayuda psicológica. En terapia se te ofrecen estrategias de afrontamiento, así como gestión emocional. Contáctanos ya mismo y agenda una sesión.
Características del bullying físico
Este tipo de abuso tiene varias características distintivas que lo diferencian de otros tipos de acoso. Es importante reconocer estas características distintivas, así como los síntomas.
Las características del bullying físico son:
- Repetición: no se trata de un incidente aislado, sino de una serie de actos violentos que ocurren una y otra vez; cuando se vuelve algo repetitivo, lo convierte en una agresión. Esta agresión puede tener consecuencias a largo plazo.
- Intencionalidad: este maltrato no es accidental, existe una clara intención de causar daño a la persona. El agresor actúa con el propósito deliberado de herir, bien sea para ejercer control, intimidar o porque sencillamente consigue placer en el sufrimiento ajeno.
- Desequilibrio de poder: existe un desequilibrio entre el agresor y la víctima. Este desequilibrio puede ser físico, es decir, el agresor es más fuerte, grande o con un status social distinto, obteniendo más apoyo de sus coetáneos. Los agresores se aprovechan de esta ventaja
Es importante recalcar que, el bullying físico tiene un impacto negativo en la vida de la persona, ocasiona daño emocional, psicológico y obviamente físico. En la mayoría de los casos las agresiones son a la persona, pero también el daño a las pertenencias para poder herir de una manera indirecta.
Si estás siendo víctima de abuso, no dudes en buscar ayuda, puedes tener un espacio de expresión. La terapia te proporciona un espacio seguro y confidencial. Da el primer paso y contáctanos.
Para poder reconocer el bullying físico es importante conocer las señales de advertencia, que también van de la mano con las características.
Las víctimas suelen mostrar síntomas físicos y emocionales, en ocasiones es difícil reconocer estas señales, ya que muchas veces las víctimas temen mostrar o pedir ayuda por miedo a las represalias.
- Lesiones inexplicables: golpes, cortes o moretones que el niño o adolescente no puede explicar.
- Perdida o daño de pertenencias: ropa cortada o desgarrada, libros, juguetes o dispositivos electrónicos dañados.
- Retraimiento social: el agresor, en la mayoría de los casos, aísla a la víctima, se muestra más callado y evita situaciones sociales, así como también asistir al colegio.
- Problemas físicos recurrentes: dolores de cabeza o gastrointestinales sin razón aparente.
- Conductas regresivas: enuresis o encopresis.
- Cambios en el apetito y alteración en el sueño.
- Ansiedad o depresión.
Es importante reconocer las señales de advertencia para poder brindar ayuda y estrategias. Sé comprensible en estos casos, no invites tampoco a la agresión.

Causas del bullying físico
Las causas de este abuso pueden ser complejas y diversas. Así como reconocer las señales en la víctima, también es importante reconocer los factores que detonan a la persona a ser agresiva.
Aquí están algunas de las causas más comunes:
- Problemas familiares: los niños que crecen en hogares donde prevalece la violencia, el desinterés parental y la falta de comunicación pueden desarrollar comportamientos agresivos.
- Baja autoestima: los agresores a menudo buscan dominar a otros para sentirse superiores y compensar sus inseguridades.
- Falta de habilidades sociales y emocionales: quienes no han desarrollado la habilidad de empatizar o gestionar sus emociones pueden recurrir a la violación para expresar la frustración.
- Contexto social: en algunos espacios la violencia es normalizada e incluso forma parte de la resolución de conflictos.
- Trastornos de conducta: trastornos de oposicionista desafiante, trastornos en déficit de atención e hiperactividad.
Cuando existe una intervención en las causas, las probabilidades de desarrollar este comportamiento disminuyen.
Si estás en un entorno donde se ha normalizado la agresión y quieres establecer límites, pero sientes que no puedes, no dudes en buscar un espacio psicológico. En terapia se enseñan estrategias eficaces de manejo de conflictos y límites asertivos. Contáctanos y agenda hoy mismo una sesión.
Roles en el bullying
Se debe entender que no existen solo dos roles en el bullying, aquí encontrarás los roles detallados en el bullying físico.
- El agresor (bully): es la persona que ejerce la agresión física. Sus acciones pueden ser por búsqueda de poder, satisfacción, entre otros.
- La víctima: quien es agredida, se evidencia señales como moretones inexplicables, dolores de cabeza o ausentismo escolar.
- Los espectadores: quienes presencian el bullying físico. Estos pueden estar divididos en tres.
- Espectador pasivo: son quienes presencian el acoso, pero no hacen nada para detenerlo ni apoyar a la víctima. No hacen nada por miedo o indiferencia.
- Espectador activo: anima al agresor, no inician el acoso, pero participan de alguna manera, riéndose o ayudando a mantener a la víctima inmovilizada.
- Defensores: son quienes intentan ayudar a la víctima, detener la agresión o buscar ayuda.
La inacción de los espectadores puede provocar que el abuso permanezca por más tiempo y en ocasiones evolucione.
Es importante crear un entorno con concientización sobre el bullying físico para ayudar a las víctimas y evitar la agresión.

Bullying físico: consecuencias
Como se menciona al inicio, las consecuencias del bullying físico pueden ser devastadoras, tanto a corto plazo como a largo plazo.
Estas consecuencias pueden ser físicas, psicólogas, emocionales y sociales. El bullying también impacta al agresor.
Para la víctima
- Físicas: lesiones, dolor crónico y, en ocasiones, lesiones que pueden terminar en hospitalizaciones.
- Psicológicas: baja autoestima, indefensión aprendida, depresión, ansiedad, miedo, estrés postraumático, desconfianza en los vínculos, bajo rendimiento escolar y en ocasiones comportamientos erráticos y agresivos.
- Académicas: bajo rendimiento escolar, ausentismo y evitación constante a los compañeros.
- Sociales: dificultad para confiar en los demás y poder crear nuevos vínculos sociales.
Para el agresor:
problemas de conducta a largo plazo, riesgo de delincuencia, hurto, dificultades en las relaciones futuras y en ocasiones privativa de libertad.
Para los espectadores:
culpabilidad, miedo y normalizar la violencia como mecanismo de afrontamiento y defensa.
Para el entorno:
desconfianza constante y estructuras morales inestables. Se genera un entorno hostil.
¿Qué hacer frente al bullying?
Aprender estrategias de prevención e incluso para actuar al momento del bullying es necesario y totalmente imperativo.
Este es el segmento más crucial para poner en práctica
Si eres víctima:
- No culparte: el bullying nunca es culpa de la víctima.
- Hablar con un adulto de confianza: es importante tener espacios de expresión y seguridad como: los padres, maestros, consejeros o autoridades.
- Evitar al agresor: si es seguro hacerlo
- No responder con violencia: esto puede hacer que la situación escale.
Si eres espectador
- No seas indiferente: el mensaje de la inacción es el apoyo y que su comportamiento es aceptable.
Intervención de forma segura: buscar ayuda a un adulto, distraer la situación y apoyar a la víctima.
Para los supervisores/cuidadores/padres/docentes
- Estar atento a las señales
- Escuchar sin juzgar.
- No minimizar la situación solo por “juegos”.
- Actuar de inmediato.
- Establecer consecuencias claras y justas.
- Fomentar un espacio seguro y confiable.
- Enseñar habilidades de resolución de conflictos y empatía.
Es importante también tener estrategias de prevención y poder crear entornos seguros para evitar este tipo de comportamiento. Aquí algunos puntos importantes para poder aplicar.
- Cultura de respeto: fomentar valores de empatía, inclusión y respeto por los demás.
- Sensibilización: talleres para padres y docentes para darle mayor importancia a esta situación.
- Orientación profesional: es importante desarrollar habilidades de la mano de profesionales.
También es importante entender que, si tú no has pasado por una agresión en tu vida, no implica que no exista o que se minimice.

Conclusiones
El bullying físico tiene consecuencias abrumadoras y no solo en la víctima, a largo plazo también afecta al agresor y a la sociedad.
Se ha dicho mucho en estos últimos años que la sociedad es de cristal, que ahora no se puede jugar con los niños o adolescentes porque todo es violencia, pero no podemos voltear la cara o mirar a la otra calle cuando se está cometiendo una agresión.
No se debe normalizar una agresión física, daño o hurto de pertenencias solo porque se considere “un juego”. Para quien vive el día a día del bullying no es un juego, es una clara agresión.
Seamos más empáticos y respetuosos.
Referencias
MARSHALL-SESLAR, A. (2022, December 14). McMillen Health. McMillen Health.
Ruano, B. (2023, agosto 08) Bullying físico: causas, consecuencias y formas de intervención. (n.d.).