¿Psicomotricidad? Un viaje hacia el bienestar integral

Escrito por
6 min de lectura

¡Hola! En el fascinante mundo del desarrollo humano, la psicomotricidad juega un papel crucial. ¿Sabías que aproximadamente el 15% de los niños en edad preescolar presentan algún tipo de retraso en el desarrollo motor, y una parte significativa de ellos se beneficia enormemente de intervenciones psicomotrices (World Health Organization, 2021)? Comprender qué es y cómo influye en nuestras vidas es fundamental para fomentar un desarrollo pleno desde la infancia hasta la adultez.

Psicomotricidad
Psicomotricidad

En Mente Sana, creemos firmemente en el poder transformador de la psicomotricidad. Si te sientes identificado con alguno de los desafíos que abordaremos, o simplemente deseas explorar cómo potenciar tus habilidades motoras y cognitivas, te invitamos a dar el primer paso. ¡Recuerda que tu primera sesión con nuestros profesionales es completamente gratuita! Es una oportunidad excelente para iniciar tu camino hacia un bienestar integral.

¿Psicomotricidad, qué es? Armonía entre mente y movimiento

La psicomotricidad qué es puede definirse como la disciplina que aborda la interrelación entre las funciones motoras, cognitivas y emocionales del ser humano (Fonseca, 2018). No se trata solo de mover el cuerpo, sino de cómo ese movimiento se vincula con nuestro pensamiento, nuestras emociones y nuestra capacidad para interactuar con el entorno.

Desde una perspectiva psicológica, la psicomotricidad es fundamental para la construcción de la identidad y la autonomía personal (Vayer, 1988). A través del movimiento, el individuo explora su cuerpo, sus límites y sus posibilidades, lo que contribuye al desarrollo de su esquema corporal y su imagen de sí mismo. Esta exploración es vital para el autoconocimiento y la autoestima.

¿Cómo se ve en el desarrollo Infantil?

En la infancia, la psicomotricidad es la base sobre la cual se erige el aprendizaje y la socialización. Los niños aprenden a través del juego y el movimiento, desarrollando habilidades que serán cruciales para su desempeño académico y social (Aucouturier, 2004). Un desarrollo psicomotor adecuado permite al niño interactuar de forma efectiva con su entorno.

Las dificultades en la psicomotricidad pueden manifestarse en problemas de coordinación, equilibrio, lateralidad e incluso en el área del lenguaje y la lectoescritura (Llorens, 2015). Por ello, identificar y abordar estas dificultades tempranamente es clave para un desarrollo óptimo. La intervención psicomotriz y terapia psicológica infantil puede ser una herramienta poderosa en estos casos.

Psicomotricidad gruesa

La psicomotricidad gruesa se refiere a los movimientos amplios y coordinados que involucran grandes grupos musculares, como caminar, correr, saltar, gatear o mantener el equilibrio (Rigal, 2006). Es la base sobre la que se construyen habilidades motoras más complejas y es esencial para la exploración del espacio. Estos movimientos son vitales para el desarrollo de la fuerza muscular, la resistencia y la agilidad. Un buen desarrollo de estas habilidades permiten al individuo participar activamente en juegos y deportes, lo que a su vez fomenta la socialización y el bienestar emocional (Wallon, 1941).

Herramientas y actividades

Para estimular la psicomotricidad gruesa, se pueden emplear diversas herramientas y actividades. Balones, aros, colchonetas, túneles de tela y triciclos son excelentes para promover el movimiento libre y la exploración (Le Boulch, 1983). Estos materiales motivan al juego y al desarrollo espontáneo.

Ejemplos de actividades:

  • Juegos de persecución: Correr y esquivar mejora la agilidad y la coordinación.
  • Circuitos de obstáculos: Gatear, saltar, equilibrarse sobre una línea fomenta la planificación motora.
  • Bailar libremente: Permite la expresión corporal y la coordinación rítmica.
  • Trepar y escalar: Fortalece los músculos y mejora la percepción espacial.

Posibles ayudas o soluciones

Cuando se presentan desafíos en la psicomotricidad gruesa, la intervención temprana es fundamental. Terapeutas ocupacionales y psicomotricistas pueden diseñar programas individualizados que incluyan ejercicios específicos para mejorar el equilibrio, la coordinación y la planificación motora (Berruezo, 2000). Es importante un enfoque personalizado. El apoyo familiar también es crucial; crear un ambiente seguro y estimulante en casa donde el niño pueda moverse y explorar libremente contribuirá significativamente a su desarrollo. La psicomotricidad es un proceso continuo que requiere constancia, apoyo práctica y paciencia.

Psicomotricidad fina

La psicomotricidad fina se refiere a la coordinación de los movimientos musculares pequeños y precisos, especialmente aquellos que involucran las manos y los dedos, en coordinación con los ojos (Ajuriaguerra, 1980). Es la base para actividades como escribir, dibujar, abrocharse botones o manipular objetos pequeños que se convierte en habilidades esenciales para la autonomía en la vida diaria. Esta habilidad es crucial para el rendimiento académico y la independencia personal. Un desarrollo adecuado de la psicomotricidad fina permite al niño expresarse a través del arte, construir con bloques y participar en tareas que requieren destreza manual (Piaget, 1964).

Herramientas y actividades

Para estimular la psicomotricidad fina, se pueden utilizar herramientas como crayones, plastilina, tijeras, bloques de construcción pequeños, cuentas para ensartar y rompecabezas (Gesell, 1940). Estos materiales permiten la manipulación precisa y el desarrollo de la coordinación óculo-manual.

Ejemplos de actividades:

  • Dibujar y colorear: Mejora el agarre del lápiz y la precisión del trazo.
  • Recortar con tijeras: Fomenta la coordinación bilateral y la fuerza de la mano.
  • Armar rompecabezas: Desarrolla la percepción visual y la manipulación de piezas.
  • Ensartar cuentas: Mejora la coordinación ojo-mano y la motricidad de los dedos.
  • Jugar con plastilina: Fortalece los músculos de la mano y fomenta la creatividad.

Posibles ayudas o soluciones

Si se observan dificultades en la psicomotricidad fina, es importante buscar la orientación de profesionales. Los terapeutas ocupacionales pueden ofrecer estrategias y ejercicios específicos para mejorar la prensión, la coordinación bilateral y la destreza manual (Case-Smith & O’Brien, 2009). La psicomotricidad en esta área puede ser entrenada y mejorada. Actividades cotidianas como abrocharse la ropa, pelar frutas o utilizar utensilios de cocina adaptados también pueden ser muy beneficiosas. La práctica constante y el refuerzo positivo son clave para el progreso.

Psicomotricidad: Un enfoque integral

La psicomotricidad no se limita a la infancia; es un concepto que nos acompaña a lo largo de toda la vida, desde el desarrollo de la autonomía en la tercera edad hasta la rehabilitación de lesiones neurológicas. Nos ofrece herramientas para mejorar la calidad de vida en distintas etapas (Largo, 2005). Entender la psicomotricidad qué es implica reconocer la conexión indisoluble entre el cuerpo y la mente. Un cuerpo en movimiento estimula el cerebro, favoreciendo la atención, la memoria y el aprendizaje.

La importancia de la intervención psicomotriz

La intervención psicomotriz es un proceso terapéutico que busca mejorar el desarrollo global del individuo a través del movimiento y la interacción (Lapierre & Aucouturier, 1974). Es especialmente útil en casos de retraso psicomotor, dificultades de aprendizaje o trastornos del neurodesarrollo. Un psicomotricista trabaja con el individuo de forma lúdica y adaptada a sus necesidades, promoviendo la exploración, la expresión corporal y la adquisición de nuevas habilidades.

La relación entre psicomotricidad y salud mental es profunda. El movimiento regular y la participación en actividades físicas pueden reducir el estrés, la ansiedad y mejorar el estado de ánimo (Ratey, 2008). La psicomotricidad no solo beneficia el cuerpo, sino también la mente. En la infancia, permite la canalización de emociones y la resolución de conflictos a través del juego motor. Para los adultos, la actividad física es una estrategia efectiva para manejar el estrés y fomentar el bienestar psicológico.

Conclusión

En resumen, la psicomotricidad es un campo de estudio y práctica fascinante que nos invita a comprender la profunda interconexión entre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. Hemos explorado a fondo lo qué es, desglosando sus componentes esenciales como la psicomotricidad fina y la psicomotricidad gruesa. Hemos visto cómo, desde los movimientos más amplios que nos permiten explorar el mundo hasta las destrezas más delicadas que nos otorgan autonomía, se puede evidenciar como es el cimiento de nuestro desarrollo y bienestar. Al reconocer y potenciar estas habilidades, abrimos las puertas a una vida más plena y consciente, tanto en la infancia como en la adultez.

Referencias

Ajuriaguerra, J. de. (1980). Manual de Psicomotricidad. Masson.

Aucouturier, B. (2004). Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Graó.

Berruezo, P. P. (2000). Psicomotricidad y educación. Ediciones Pirámide.

Case-Smith, J., & O’Brien, J. C. (2009). Occupational Therapy for Children. Mosby Elsevier.

Fonseca, V. (2018). Manual de Observación Psicomotriz. Porto Editora.

Gesell, A. (1940). The First Five Years of Life: A Guide to the Study of the Pre-school Child. Harper & Brothers.

Lapierre, A., & Aucouturier, B. (1974). Simbología del movimiento. Científico-Médica.

Largo, R. H. (2005). El desarrollo psicomotor en los dos primeros años de vida. Médica Panamericana.

Le Boulch, J. (1983). La educación por el movimiento en la edad escolar. Paidós.

Llorens, M. (2015). Psicomotricidad: Teoría y práctica. Síntesis.

Piaget, J. (1964). Seis estudios de psicología. Seix Barral.

Ratey, J. J. (2008). Spark: The Revolutionary New Science of Exercise and the Brain. Little, Brown and Company.

Rigal, R. (2006). Motricidad humana: Fundamentos y aplicaciones. Paidós.

Vayer, P. (1988). El niño frente al mundo: Una pedagogía de la acción. Paidós.

Wallon, H. (1941). La evolución psicológica del niño. Crítica.

World Health Organization. (2021). Developmental difficulties in childhood.

9 vistas
No, aunque es fundamental en la infancia para el desarrollo, la psicomotricidad es relevante a lo largo de toda la vida. En la adolescencia y adultez, contribuye al mantenimiento de habilidades motoras y cognitivas, y en la tercera edad, es crucial para la autonomía y la prevención de caídas.
Sí, definitivamente. Muchas actividades psicomotrices requieren atención y planificación, lo que ayuda a mejorar la concentración y la capacidad de foco. La conexión entre el movimiento y el cerebro es muy fuerte.
No son lo mismo, aunque sus campos pueden intersectar. Un fisioterapeuta se enfoca principalmente en la recuperación de la función física después de una lesión o enfermedad, mientras que un psicomotricista aborda la globalidad del individuo, trabajando la relación entre el cuerpo, la emoción y la cognición a través del movimiento.
No hay una edad ideal, ya que el desarrollo psicomotor es continuo. Sin embargo, desde la primera infancia (bebés), se pueden realizar actividades sencillas adaptadas a cada etapa para estimular un desarrollo saludable.
Algunas señales pueden ser: torpeza motora, dificultades para coordinar movimientos, problemas de equilibrio, retraso en hitos del desarrollo motor, o dificultades con tareas de motricidad fina como escribir o abrocharse botones. Ante cualquier duda, lo mejor es consultar a un profesional.

Comparte este artículo:

Picture of Paula Sosa
Paula Sosa
Psicóloga con experiencia en entornos clínicos y organizacionales, mi enfoque principal es la terapia cognitivo-conductual. Entiendo profundamente tanto la terapia cognitiva como la conductual, pero encuentro que la integración de ambas ofrece los mejores resultados para mis consultantes.
Tabla de contenidos
Tabla de contenidos
Scroll al inicio
0