Terapia de esquemas de Jeffrey Young: Abordaje integral

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La terapia de esquemas es una forma de psicoterapia integradora desarrollada por Jeffrey Young en los años 90, especialmente eficaz para tratar trastornos de larga duración, principalmente trastornos de personalidad, dificultades emocionales crónicas y patrones de comportamiento persistentes, característicos en pacientes resistentes o para quienes no responden bien a terapias más tradicionales.

Esta metodología combina elementos de la terapia cognitivo-conductual, escuela constructivista, psicoanalítica, relaciones objétales, la teoría del apego y la Gestalt para trabajar con lo que se conoce como esquemas mentales tempranos desadaptativos.

¿Qué es la terapia de esquemas?

La Terapia de esquemas se caracteriza por su perspectiva integradora que se enraíza en la terapia cognitiva, la teoría del aprendizaje y el desarrollo evolutivo. Esta terapia ha mostrado gran eficacia frente a otros modelos para restituir la funcionalidad perdida, aun en casos de patologías habitualmente poco responsivas, como las de tipos fronterizo, narcisista y antisocial. (Young et al., 2013)

Asimismo, destaca la importancia de la consolidación de esquemas a lo largo de las etapas del proceso evolutivo. Es decir, los “aprendizajes congelados” los cuales explican las disfunciones en la vida adulta en cuanto a pensamiento, conducta, sentimiento y relaciones sociales, denominados esquemas disfuncionales tempranos. (Rodríguez, 2009)

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¿Qué son los esquemas mentales?

Los esquemas mentales son patrones duraderos de pensamiento, emoción, memoria y percepción que se desarrollan en la infancia o adolescencia y que guían la forma en que una persona se relaciona consigo misma, con los demás y con el mundo. Según Young, los esquemas se forman cuando las necesidades emocionales básicas del niño no se satisfacen adecuadamente (como el apego seguro, la autonomía, la orientación realista, la autoexpresión y el autocontrol).

Esquemas disfuncionales tempranos

La terapia de esquemas sostiene que cuando se generan esquemas mentales desadaptativos, cumplen como bases que influyen en la interpretación de la experiencia presente, generando sufrimiento emocional y conductas disfuncionales.

Los esquemas disfuncionales tempranos son el resultado de necesidades insatisfechas en la infancia, asociadas a una constelación cinco necesidades emocionales centrales: apego seguro, autonomía y sentido de identidad, libertad expresiva, juego simbólico y autocontrol.

Características de los esquemas disfuncionales tempranos:

  • Verdades a priori.
  • Autoperpetuación
  • Resistentes al cambio.
  • Distorsión de la percepción de realidad.
  • Suelen ser generados y activados por experiencias ambientales.
  • Afecto elevado.
  • Influyen en relaciones interpersonales.
  • Interacción entre el temperamento y experiencias evolutivas disfuncionales.

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Dimensiones de esquemas desadaptativos tempranos

Young y colaboradores (2003) identificaron 18 esquemas desadaptativos tempranos agrupados en cinco dominios principales como base para la terapia de esquemas:

  • Desconexión y rechazo: Esquemas como abandono, desconfianza, aislamiento social o defectuosidad. Surgen cuando el entorno es emocionalmente negligente o inestable. Conlleva:
    • Abandono/Inestabilidad: Miedo al abandono o no disponibilidad.
    • Desconfianza/Abuso: Pensamiento de suspicacia.
    • Privación emocional: Sentirse sin apoyo, empatía ni afecto.
    • Imperfección/Vergüenza: Sentimiento de inferioridad o no merecimiento.
    • Aislamiento social/Alienación: Sentirse diferente y excluido del grupo.

  • Autonomía y desempeño deteriorado: Incluyen esquemas como dependencia, vulnerabilidad al daño o fracaso. Están relacionados con la sobreprotección o la falta de estímulo para la autonomía. Incluye:
    • Dependencia/Incompetencia: Creencia de no poder valerse por sí mismo.
    • Vulnerabilidad al daño o enfermedad: Miedo excesivo a catástrofes.
    • Enmarañamiento/Self subyugado: Falta de identidad propia; excesiva unión con otros.
    • Fracaso: Creencia de ser incapaz, torpe o menos competente.

  • Límites deteriorados: Esquemas como insuficiente autocontrol o grandiosidad, a menudo producto de una disciplina inadecuada o permisividad excesiva.
    • Grandiosidad/Exagerada autoimportancia: Superioridad.
    • Autocontrol/autodisciplina insuficiente: Baja tolerancia a la frustración o al control de impulsos.

  • Orientación hacia los demás: Implica esquemas como autosacrificio o búsqueda de aprobación, desarrollados en entornos donde el valor propio depende de satisfacer a los otros.
    • Subyugación: Ceder ante los deseos de otros por miedo a rechazo o ira.
    • Autosacrificio: Anteponer siempre las necesidades de los demás a las propias.
    • Búsqueda de aprobación/reconocimiento: Necesidad excesiva de validación.

  • Vigilancia inhibida y estándares inalcanzables: Como negativismo, inhibición emocional o exigencias excesivas. Suelen generarse en contextos perfeccionistas o hipercríticos.
    • Negativismo/Pesimismo: Ver el mundo con un enfoque negativo constante.
    • Inhibición emocional: Reprimir sentimientos para evitar rechazo o conflicto.
    • Normas inflexibles/Hipercrítica: Autoexigencia excesiva; búsqueda de perfección.
    • Castigo: Creencia de que los errores merecen castigo, propio o ajeno.

¿Cómo funciona la terapia de esquemas?

La terapia de esquemas se enfoca en identificar, comprender y modificar estos esquemas desadaptativos a través de cuatro estrategias clave:

  • Evaluación y psicoeducación: El terapeuta ayuda al paciente a identificar sus esquemas dominantes y cómo estos se activan en su vida diaria.
  • Técnicas cognitivas: Se cuestionan las creencias irracionales asociadas a los esquemas.
  • Técnicas experienciales: Como la silla vacía o el diálogo imaginario, que permiten reexperimentar y resignificar situaciones del pasado.
  • Fortalecimiento del “adulto sano”: El paciente aprende a activar su parte racional y protectora (adulto sano) para gestionar sus esquemas. Se fomenta el autocuidado, la autoaceptación, la regulación emocional y la toma de decisiones saludables.
  • Técnicas conductuales: Se trabajan nuevas formas de responder y comportarse en situaciones actuales, fomentando el cambio.

Un concepto central en esta terapia es el de modos del esquema, que representan los estados emocionales y conductuales que una persona puede adoptar (por ejemplo, el Niño Vulnerable o el Padre Punitivo). La terapia busca activar el Modo Adulto Saludable, que cuida de los modos infantiles y limita a los críticos internos.

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Efectividad

La terapia de esquemas ha mostrado ser altamente efectiva en el tratamiento de trastornos complejos, crónicos o resistentes, como el trastorno límite de la personalidad, casos de depresión resistente, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático, adicciones y trastornos de la alimentación.

Conclusiones

La Terapia de Esquemas representa un enfoque innovador, profundo y transformador, que integra diversas corrientes y se centra en las raíces emocionales.

Comprender qué son los esquemas mentales, identificarlos y trabajarlos, con el afianzamiento del “Adulto sano” fortalece el proceso de autorregulación emocional y autocompasión.

La terapia de esquemas no solo busca aliviar síntomas, sino sanar las raíces del sufrimiento psicológico, brindando nuevas formas de relacionarse con uno mismo y con el entorno.

Referencias

Alvez, L. C. (2023). La terapia de esquemas de Young. NeuroClass.

Schema Therapy Institute. (2025). Understanding schema therapy.

Rodríguez Vílchez, E. (2009). La terapia centrada en esquemas de Jeffrey Young. Avances en Psicología, 17(1), 59–74.

Young, J. E., Klosko, J. S., & Weishaar, M. E. (2013). Terapia de esquemas: Guía práctica (2.ª ed.). Desclée de Brouwer.

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Es un patrón profundo y duradero de pensamiento y emoción que influye en cómo una persona interpreta el mundo y se comporta en él.
No. Aunque se desarrolló para trastornos de personalidad, también es útil en problemas emocionales crónicos como ansiedad, baja autoestima o relaciones conflictivas.
Suele ser más prolongada, con una duración promedio de 12 a 24 meses dependiendo del caso.

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Juliana Urioste Sotomayor
Licenciada en psicología, con diplomado en psicología clínica y maestría en Psicoterapia con EMDR en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Matrícula Profesional U-10336407. Con experiencia en trastornos de estrés y trauma, esencialmente diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático y disociación, así como experiencias adversas infantiles, desde el enfoque integrativo. Manejo de la intervención en población adulta e infanto-juvenil, a partir de una mirada integradora, encaminada al desarrollo de habilidades y comprensión interna. Actualmente incluida en el equipo de apoyo para la formación como facilitadora y supervisora del Entrenamiento Oficial de EMDR América Latina.
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